El comercio en la caza


Hemos escuchado al presidente de todos los cazadores federados, abogar por la caza cifrando los números que anualmente aporta y distribuye en el ámbito rural. En la pasada edición de Ibercaza, la feria de la caza y la pesca de la provincia de Jaén, escuchamos a Andrés Gutiérrez Lara declarar ante la Agencia EFE que la caza generaba en España en torno a los seis mil millones de euros. A priori puede parecer una cifra inflada, pero si lo pensamos detenidamente, veremos que no es así.

Entre sus afirmaciones ante los periodistas, también objetó que la caza creaba 120.000 puestos de trabajo, entre temporales y fijos, y que era una actividad desarrollada por aproximadamente un millón de cazadores, entre los que había 750.000 federados. Cifras importantes para una actividad considerada como uno de los deportes más importantes de nuestro país.

Son números contundentes que hacen de la caza uno de los mayores aportes económicos de las zonas rurales en España y que avivan la economía familiar de muchos jornaleros. Pero no es oro todo lo que reluce, estas cifras han traído tras de sí una pérdida de la pureza y de la esencia de la caza salvaje.

Es ahí donde se halla el kit de la cuestión. La gran mayoría de esos beneficios obtenidos y generados por la caza se arrastran a través del comercio de la misma, un comercio que desvirtúa la caza salvaje y trabajosa frente a la caza compuesta por animales criados en cautividad y con menos instinto que un animal salvaje a los pocos días de nacer.

¿Es el comercio de la caza una lacra para esta actividad? Para muchos cazadores sí, sin lugar a dudas. Yo no lo concibo así y creo que, simplemente, recurren al análisis más sencillo sin pararse a observar lo que hay detrás.

A día de hoy una gran parte de la caza que se abate en nuestro país es criada en granjas cinegéticas. De esto tenemos única y exclusivamente la culpa los cazadores, que año tras año, nos volvemos más vagos y facilones, queremos todo hecho, salir del coche y estar pegando tiros.

A fin de que no se me tache de extremista diré que soy uno más de los consumidores de la caza de granja y pienso que en su justa medida es positiva. Es positiva para disfrutar entre amigos fuera de temporada, es positiva para disfrutar de aquello que de otra manera no podemos disfrutar y es positiva para entrenar, de alguna manera, ciertos aspectos de nuestros perros. Pero esto deberían ser excepciones y la caza que deberíamos consolidar es aquella que se ha vivido y disfrutado siempre, la salvaje, la que defiende su vida con todos sus desarrollados sentidos y la que no adorna grandes retrancas.

En resumidas cuentas, tenemos un gran abanico de ofertas cinegéticas y solo tenemos que seleccionarlas para disfrutar de la caza salvaje. La reconversión del sistema comercial en la caza es fácil y simple, es la ley de la demanda y la oferta, ante más consumidores de caza salvaje, mayor gestión realizarán los organizadores de cacería, restableciendo los valores de pureza y autenticidad.

1 Responses to El comercio en la caza

  1. Ángela dice:

    Eres un valiente zagal!!!Así se defiende la caza, con la voz alta y el corazón de un guerrero.

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